3.7.05

Del olvido, el desagradecimiento y la tristeza.

Los lugares y las cosas que conocimos, aunque nosotros los hayamos olvidado, han seguido en su sitio todo el tiempo y son los mismos a pesar de los cambios. Han esperado, aunque nosotros los creyésemos desaparecidos.
Las vidas también siguieron sin nosotros. Nos parece que sólo fueron reales cuando supimos de ellas, y creemos que fueron tristes e infelices. Pero siguieron adelante (y en ellas, vistas de cuando en cuando y desde fuera, vemos que no pasó nada, que fueron unas vidas más, no como la nuestra: durante años aún la creemos distinta, hasta que, tarde, comprobamos nuestro error y aceptamos que estamos tan indefensos como ellos, que no hay más oportunidades y que todo es terriblemente corto).

Ha pasado el tiempo y se va agotando la familia (más adelante se irán agotando los amigos). Familia que no conocimos, que vivió en casas que eran nuestras pero que no significan nada para nosotros, familia para la que fuimos un motivo de ilusión; preguntaron por nosotros e incluso nos esperaron durante mucho tiempo, porque éramos algo suyo y una de sus pocas alegrías. Y nosotros nunca aparecimos, nunca tuvimos un momento para ellos, porque nunca nos importaron, y los olvidamos.
Y el olvido y la separación impidieron el consuelo que les habría hecho más llevadero el paso del tiempo, el irremisible avance de la vida, la pérdida de los que los acompañaban, y la espera de la muerte.

El futuro será injusto con nosotros, como nosotros lo hemos sido con nuestro pasado. Y quizá también a nosotros se nos niegue el consuelo.

17 comentarios:

  1. Anónimo4/7/05 02:04

    ¿Culpabilidad? A mí me deben un futuro lleno de maravillas porque mi pasado ha sido el injusto.
    De todos modos, entiendo perfectamente tu sentimientoy también lo hago mio.
    "Nobody is perfect"

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  2. Lo que he escrito, en realidad, no pretende ser una reflexión "de uso general", ni aplicable siempre, pues surgió de casos reales que me afectan personalmente. No he hecho referencia a ellos porque no procedía, pero hay que entenderlo como un comentario sobre algo que a veces ocurre, y no sobre una situación general.
    Al hablar del "pasado" y del "futuro", por otra parte, me estoy refiriendo a nuestros mayores y a nuestros pequeños, respectivamente, a los que nos antecedieron y a los que nos sucederán. No hablo de épocas, ni de mentalidades, ni de nada parecido. Ni juzgo la vida en general, sino ciertas vidas que conozco (y no muy excepcionales, no al menos en ciertos entornos), en las que desgraciadamente para sus protagonistas no hubo actitudes alegres ni despreocupadas (y por eso me hacen sentir mal). Seguramente no está nada claro para quien lo lea, por culpa solamente de mi mala escritura.
    Por último, he de decir que, como es lógico, esto que escribo refleja mi forma de pensar y de tomarme este tema; y es -ya lo sé- eminentemente triste y algo pesimista. Quizá me venga de familia (me viene, sin duda), o quizá haga cierto el tópico de la Galicia melancólica (la melancolía me parece un sentimiento muy lúcido y comprensible, que conste), no sé. Pero es lo que sinceramente siento.

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  3. Anónimo4/7/05 12:22

    Pues yo lo había entendido perfectamente, porque está muy bien escrito y responde a maneras de ser y estar en la vida que todos conocemos. Tal vez debería usted desembarazarse poco a poco de esa otra cualidad gallega, la modestia ;-)

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  4. Muchas gracias, Ignacio. Viniendo de usted, es doblemente agradable recibir un elogio.

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  5. Anónimo4/7/05 16:38

    "El mirar hacía atras es sacar agua del mar, con la vana ilusión de secarlo al final, el querer recorrer el camino al reves, es perder el pie" Una canción de Malevaje, que ahora mismo no recuerdo el titulo.

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  6. Querida Carmiña amurallada, te diré que, aunque estoy de acuerdo con que de mirar atrás se deben extraer lecciones que nos ayuden en el futuro, el hecho de que algo no sirva de nada no siempre es una razón suficiente para no hacerlo (además, lo de que no somos culpables es algo magnánimo, creo). Y no sólo porque uno no sea capaz de evitarlo, sino porque a veces uno quiere, necesita y debe estar triste por lo que pasó, por lo que no pasó, por los que se fueron y por lo que se perdió. Y tratar de mirar siempre adelante puede, a pesar de ser un consejo cariñoso y frecuente, resultar inconsciente, desagradecido y superficial. Parece que hay prisa por que las cosas queden atrás ("Son cosas de la vida, ahora tienes que pensar en ti y en tu futuro...", ¡ya pensaré en mí cuando termine de pensar en lo que ahora me importa!), incluso aunque en ocasiones con ellas se vaya lo más importante de nuestra vida.
    No me malinterpretes, ¿eh?, que ya sé que lo que dices es sincero y bienintencionado.

    Miguelón, no te conozco, pero te digo lo mismo. Me parece muy bien lo que dice Malevaje, pero cada actitud tiene su momento, como la música, y siempre es fácil encontrar motivos para todas ellas.

    Un saludo.

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  7. Anónimo4/7/05 17:45

    La vida, los recuerdos y la justicia histórica son tal cual tú los has descrito. Un abrazo.

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  8. Muy pesismista le leo a Ud., Portorosa, muy pesimista... y parece haber olvidado que siempre tenemos la opción de elegir, de decidir cambiar el rumbo, de dar un golpe seco de timón y afrontar otras rutas.

    Y mientras le leía recordaba el cuentito aquel de Tolstoi, el de la niña que se entretenía con una navaja y unas maderas y cuando su madre le preguntaba que qué hacía... ella contestaba que la mesa, para cuando ellos fueran viejos.... Porque la niña comía con sus padres mientras a la abuela le ponían las sobras en una mesa aparte...

    El futuro será lo que nosotros nos empeñemos que sea, está claro. ¡¡Pues que sea magnífico, por favor, que ya bastante fatídico es el presente!

    Saf ;-))

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  9. Anónimo5/7/05 09:20

    Ojalá que el futuro no nos haga justicia por nuestro pasado, y sólo nos devuelva la piedad que hayamos demostrado.
    Llego aquí a través de la recomendación que hace Muralla, y prometo volver.

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  10. Saf, no te creas que soy tan pesimista, es sólo una consciente tristeza que a mí me parece inevitable.
    En cuanto a los golpes de timón y las elecciones, temo no estar de acuerdo contigo: hay mucha gente que no tiene esa opción; y no me refiero a casos extremos ni dramáticos fáciles de imaginar, sino a gente normal, de vidas normales, que por estrechez de miras, por falta de decisión, por mentalidad resignada, por ignorancia e incultura, no es capaz ni de suponer que otra vida es posible. Como ya dije, el problema con mi texto es que no prentendía generalizar, sino que pensaba en casos concretos, que yo relaciono, además, con ciertos ambientes y entornos sociales; tal vez debí concretar más y así sabríais que hablaba de personas con nombres y apellidos.
    Lo que aquí digo, por otra parte -e insistiendo en que no lo considero pesimista-, no está reñido con aspirar a un futuro realistamente dichoso.

    Bienvenido, Gatopardo, es un honor tener a un príncipe siciliano por estos pagos, tan distintos de su tierra de limoneros.

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  11. Anónimo5/7/05 12:23

    La primera vez que leí este nuevo artículo tuyo todavía no había ningún comentario... Fue el domingo por la noche. Como suelo hacer con tus posts primero reflexiono y después hablo (o comento que, para el caso, es lo mismo aunque no es igual).

    De buenas a primeras he de decirte que no creo en la justicia "vital". No creo en absoluto que por habernos portado mal con nuestros mayores cuando a nosotros nos toque el turno nos vaya a pasar lo mismo (eso que dice Tolstoi es bonito, muy bonito/triste, pero no creo que el mundo funcione así). Generalizar suele conllevar errores, pero es así como pienso.

    Y en otro orden de cosas, estoy de acuerdo contigo en que el "carpe diem" no funciona siempre y en todo momento. No podemos perder ese ancla que es nuestro pasado. Con él construimos el presente y nos dirigimos a un futuro siempre incierto, por mucho que queramos creer que somos dueños de él.

    Y lo dejo ya que soy una plasta (me ha gustado tu artículo, sí señor. Me viene muy bien para un proyectito que estoy desarrollando durante este verano. Gracias por tu aportación Portarosa). Besitos. C.

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  12. No es justicia vital, C., es -en mi opinión- la triste realidad. No digo que nos vaya a pasar eso como consecuencia de lo que ahora hacemos; no establezco relación causa-efecto alguna (¡Dios mío, qué pedante!). Lo que digo es que algunos de nosotros nos hemos portado y nos seguimos portando así, y que, en el futuro, nosotros seremos los olvidados, seremos los que ya no cuentan.
    Y esto no tiene que ver con la justicia; tiene que ver con que el amor aumenta hacia abajo, porque los que nos siguen son nuestra vida, son su contenido, como nosotros lo somos de la de nuestros mayores; y no al contrario: tú adoras a tus padres, y son importantísimos en tu vida, pero ellos no son tu vida; tus hijos, sí. Y más o menos a eso me refiero; con eso tiene que ver lo que escribí, aunque me refería a otros familiares algo más lejanos.

    (Nunca creí que un artículo como éste, que me parecía tan personal, diese lugar a tantas discrepancias y aclaraciones. Me alegro, que conste.)

    Un beso, Calamidad.

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  13. Todos hemos sentido, en mayor o menor grado, lo que nos describe Portarosa. Forma parte de nuestra vivencia del pasado, presente y futuro. Como seres imperfectos que somos, algunas veces sabremos corresponder a quienes poblaron y alegraron nuestro ayer; en muchos otros casos fracasaremos de forma consciente o inconsciente. Nuestra única opción es tratar de reconocer dichos fracasos o errores y luchar por no repetirlos. En la lucha está parte de la redención, de la misma forma que en cualquier momento de felicidad absoluta siempre pervive un poso de amargura y melancolía. Eso es lo que creo que nuestro amigo ha querido poner en evidencia, de forma suscinta pero brillante. Una buena lectura al calor de esta tarde de julio.

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  14. Me ha gustado mucho tu reflexión Portorosa.
    Comparto contigo la melancolía acerca del pasado, los que ya no están, las cosas que ya no volverán, etc.El paso del tiempo es para mí un tema que me produce angustia y el futuro sin ciertas personas me cuesta mucho aceptarlo, reconozco que muchas veces sufro por adelantado, "el irremisible avance de la vida" es, a mi parecer, de los aspectos más difíciles de entender en esta vida
    Muchas gracias por habernos ofrecido este tema tan profundo y haberlo hecho con tanta sensibilidad.

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  15. Anónimo6/7/05 09:23

    Gracias por la aclaración. A veces soy dura de mollera, de verdad. Tal y como me lo dices tú, esto es, que seremos los que algún día ya no cuentan (y no eres nada pedante querido), te doy toda la razón. Es una pena, pero el culto a la eterna juventud está a la orden del día. Yo soy la primera que lo practica aunque mi madre tenga casi 73 años y mi abuelita 96 (y las adoro, que conste, con sus más y sus menos). No me extiendo.

    Y comparto la melancolía por el pasado totalmente (con Gwydir y contigo). Más besitos. Calamity.

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  16. Anónimo6/7/05 17:07

    Estamos hechos de olvido y recuerdo, y la melancolía acaba aflorando inevitablemente en nuestras vidas cuando recoradamos la infancia, nuestro auténtico territorio de felicidad.

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  17. Anónimo7/7/05 20:25

    Suscribo exactamente el comentario de Ignacio. Yo también lo he entendido a la primera y lo he sentido como una emoción muy verdadera y excelentemente escrita. (Sólo lamento no haberlo leído antes, pero es que llevo días ocupado en vivir una vida que, a veces, se complica. Hoy, por fin, he vuelto al sosiego y a los blogs). Un abrazo.

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